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Donostia / Gasteiz, Gipuzkoa / Araba, Spain
Creo que lo hace mucho más fácil cuando esto de describirse se resume en responder a diez preguntas desde mi color de pelo hasta mis hobbies. Responder preguntas lo hace todo claramente más fácil. Allá voy: ¿Quién soy yo? Alguien. Bien. Estudio inglés, estoy nerviosa, soy pálida y tengo infinitos lunares, me gusta la música, leer, ver películas. Soy una adicta a las redes sociales, odio mi voz, supongo que como casi todo el mundo. Tengo los pies grandes. No sé. Un poco malhablada, cada vez más - intento corregirlo, pero me gusta demasiado decir palabrotas.

domingo, 11 de septiembre de 2011

No somos Jagger, ni Mick y Meister. Somos Platón.

¿Como cuánto de alta puedo poner la música a las cinco de la mañana un lunes? y sobretodo, ¿cuántas veces más me acordaré de aquello para volverlo a olvidar? Alguien podría enseñarme a leerlo mejor. ¿Cuánto jabón tengo que poner en la lavadora? Necesito más dinero, y más fideos chinos, se me están terminando. ¿Cuánto tiempo más aguantaré comiendo sólo fideos chinos? ¿Cuánto tengo que pagar como mucho para comprar un microondas de segunda mano? ¿Por qué siempre vuelve, se va y cuando definitivamente se ha ido está volviendo a venir? No entiendo la relación que tienen la orilla y la ola, ni si quiera les da tiempo a echar un polvo en lo que el agua viene y va, pero siempre están ahí. Aquí. Aquí, muy aquí ayer y muy lejos mañana. ¿Cada cuánto tengo que limpiar los cristales? Y, ¿El espejo del baño? Me he enseñado a no mirarle en los ojos. ¿Qué hay de la escobilla del váter? ¿Qué hay de ti? Si no te miro no lo sé. Deja de hacer eso o hazlo para siempre y empújame a mí también. ¿Cada cuánto tengo que cambiarme de pijama?, ¿Por qué siento que la culpa es mía? Me late todo, lato yo. Prometo no volver a mirar al suelo jamás si tú me lo pides. ¿Quién eres? Hazme creer que me equivoco.
Pero dame la mano y no me vuelvas a soltar.























Hola de nuevo, Vitoria. 

domingo, 3 de julio de 2011

Casa, dulce casa.

Hola. Odiaba a las cajeras del supermercado que está debajo de mi piso, tan hostiles y tan rancias, feas, gordas. Me da igual. Señor que convenció al señor Simply de que pusiera las máquinas de auto-pago en sus supermercados: yo lo amo. Y a eso me he dedicado estos últimos meses: a sacar de su correspondiente botella de cristal todas las moneditas marrones que he ido acumulando a lo largo de estos meses y a pagar largas (no tan largas) facturas de supermercado con ellas. Sin pasar vergüenza ni apuro alguno, benditas máquinas. Pero todo se acaba: las monedas, la primavera y, sobretodo, el contrato del piso. Hola Donostia. Pero todo sigue igual: mi perro ronca, yo no puedo dormir, y sigo bebiendo té en cantidades ingentes. Mentiría si dijese aquello de 'hogar, dulce hogar', porque mamá sólo grita. Pero por otro lado, he encontrado el nuevo escondite de las galletas de chocolate, y eso siempre lo endulza todo un poquito, incluso esta casa.
Y en cuanto a Willy, sigue sonriéndome con los mismos ojos que hace un año.

martes, 5 de abril de 2011

como a ti te gusta

y como a mí. Hoy hecho de menos muchísimo más que cualquier día. Tanto que hasta las letras parecen haberse puesto de acuerdo con lo más oscuro de mi ser para desordenarse y decirme todo lo que no quiero pensar. Y lo pienso. Y cada vez que lo pienso echo más de menos. Y cuanto más echo de menos, más pienso. Y todo se vuelve un bucle: como cuando como una galleta, cuanto más como más quiero. Hasta que reviento de saciedad. Pero en este caso lo que revienta son mis glándulas lacrimales. Y como si de repente mis pómulos fueran campos sembrados, mis ojos deciden regarlos. Pero no florecen, nada parece florecer ya; aunque sea primavera, y mi sangre no se altera. Está calmada, demasiado. Tan calmada que parece que no está, como muchas otras cosas.
.
Y vivo en un eco constante, ante, ante.

lunes, 14 de febrero de 2011

Para ti.


Dear Willy,
Ha pasado mucho tiempo desde que he puesto la olla con el agua en la vitrocerámica para que hirviese, y sigo esperando. Realmente no sé por qué, porque el agua ya ha hervido. Quiero decir, ha hervido y se ha evaporado. Y aquí sigo. Como tonta. Esperando para tomar el puto té, perdón, el té; siempre te gustó más.

Dame un par de segundos, voy a calentar más agua.
Ya. Hoy me apetecía especialmente tomar té, porque verás, hace varias semanas que me quedé sin el pequeño colador que sirve para preparar infusiones, y hoy me he comprado uno nuevo (por fin). Coladores de té, qué mariconada. Té, ¿té? pero ¿quién soy? ¿Queen Elizabeth? el otro día estuvimos viendo vídeos de Queen Elizabeth en la universidad, el primer discurso de navidad televisado. En mil novecientos cincuenta y algo. Creo. Y creo que la fecha se escribe así. Nunca supe cómo se escriben los números, si junto o separado. Da igual.
El agua vuelve a hervir, té negro con bergamota para mí. Ya. Y me he quemado la lengua. 

¿Y? O sea, y he hecho pis. Cómo, supongo que, todos los seres humanos hoy. Y ayer. Y mañana. O quizás más, joder. Tienes razón, meo mucho. 
La media de tazas de té consumidas mundialmente por persona es de cuatro al día, y ¿sabes la de gente que nunca toma té? Y yo bebo tres tés en un mismo día y ya me siento parte de la aristocracia británica.
Vale, ya. Yo no quiero contarle nada de esto a nadie, ni si quiera tengo especial interés en contártelo a ti. Ni tú en saber cuántos tés he bebido hoy, ni la frecuencia de mis orines. ¿Queen Elizabeth? ¿a quién le importa? quiero decir, hoy no me he tomado ni dos tés, ¿sabes? no me siento aristocrática. Ni lo más mínimo.

Pero cada noche suena el teléfono. Tú. Y cada tontería de estas servirá para mantenerte unos segundos más ahí, al otro lado del cable. Eso si no te duermes. O yo. Qué narices. Me encanta dormirme así. Y qué gay me he convertido de repente. Flores, nubes, corazones. Justin Bieber. Algodón de azúcar. Ah, y que me encanta dormirme así. Aunque sea en el suelo, aunque odie sujetar el puto teléfono (perdón, otra vez, por el "puto").
Es gay. Y también es la diferencia entre un aristocrático que se toma cinco tés al día y mi triste té solitario.
Que él va a sentirse mucho más sano, su metabolismo va a funcionar a la velocidad de la luz, las posibilidades de que en un futuro tenga cáncer son menores que las mías, va a retener menos líquidos y sus invitados estarán muchísimo mejor atendidos que los míos. Con teteras de porcelana y cucharas de plata. Seguramente él no tenga un felpudo verde (horrible, por cierto), ni un teléfono no-inalámbrico, ni un hall cutre ni unas mantas llenas de bolitas. 
Pero seguramente tampoco sepa que hay algo mucho mejor que todo eso: 9433331...
No tiene ni idea. Jódete puto aristocrático. (por tercera vez, perdón). 

Ha pasado mucho tiempo y se me va a enfriar el té. Ha pasado mucho tiempo. Me lo dijo un ticket de tren. 

jueves, 10 de febrero de 2011

Sometimes I feel like I don't have a partner, and sometimes I feel like my only friend is the city I leave in, the city of Angels, lonely as I am, together we cry. And I don't ever want to feel like I did that day, take me to the place I love or just take me out of here. (Red Hot Chili Peppers)

domingo, 2 de enero de 2011

Snoring.

 Ha pasado mucho tiempo. Más del que pensé que jamás de los jamases podría ser capaz de esperar. Y aquí sigo, una vez más. Despierta. Oyendo de fondo a mi perro roncar. Una noche más, o una noche menos. Esperándote. Desesperándome. Te echo de menos. ¿donde estás? Echo de menos echarme de más. Lo echo de menos todo. Las sonrisas, los sueños. La desvergüenza. ¡Joder! Volved. Vuelve. Volver. Por favor. Fueron años. Fueron meses. Y fueron días, horas, minutos y segundos. Era un equipo:  la espada y el escudo, contra el mundo. Fui derrotas pero también victorias. Y nunca empates. Era mi locura, mi picardía, las ganas de levantarme cada día y el primer paso de cada uno de mis caminos. Las respuestas y el por qué. Y me dejó sola, completamente sola. Llevándoselo todo: las sonrisas y los sueños, hasta las lágrimas. La espada, las derrotas y las victorias; la locura, la picardía, la fuerza. Casi todo. Y eso soy yo desde entonces, un puto escudo. Un empate infinito. Y un millón de por qués. Infinitos por qués y ningún porque. Mil noches menos, o una noche más, oyendo a tu perro roncar, o a mi perro: esperándome. o desesperándome.  Me echo de menos. Y me he busco; mucho. Y sólo encuentro meses. Días, horas, minutos y segundos. Vuelve, me echo de menos. ¿Dónde estoy?

Yo.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Hug me, please, hug me.


Siento la ausencia, si es que hay alguien ahí. Me encuentro entre libros, corazones y palabras, sobre todo palabras. ¿Hay alguien ahí? O aquí. No tengo tiempo para nada. O tengo tiempo para nada. Me encierran los días, y qué decir de los minutos; no entro. Los segundos me quedan muy pequeños, será que sólo como macarrones: bueno, bonito, barato. Vivo casi dormida, y cuando más viva estoy es cuando me voy a dormir. Y el café se ha vuelto mi mejor amigo, de los demás no sé casi-nada. El nosotros se limita a una llamada telefónica al día y algún que otro mensaje de texto, y el yo tiene mucho frío. (necesitaba recordar lo que era un abrazo). Felices pre-fiestas, amigos.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Papa, quédese en su casa.

Barcelona, 7 de octubre del 2010
En su momento, Jesús multiplicaba panes y peces y sanaba enfermos. Las visitas del Papa cambian el guión: se multiplican los agujeros negros en las cuentas públicas. 


"La Biblia es un libro que conviene leer con un trankimazin en la mesilla.

Su protagonista, Dios, un ser de bondad y misericordia infinitas, cada pocas páginas pierde la cabeza y da rienda suelta a contradictorios arrebatos de cólera divina. Provoca terremotos, arrasa ciudades, convierte a mujeres en estatuas de sal, hace llover granizo de fuego, convoca plagas de langostas y, si le llevan mucho la contraria, aniquila a la humanidad con un diluvio. Cosas del Señor cuando tiene un mal día.

Desde que alcanzó la silla de San Pedro, el papa Ratzinger comulga con el Antiguo Testamento antes que con el Nuevo. Prefiere el Dios Padre Vengativo a un Jesús misericordioso. En sus viajes por el mundo no se multiplican los panes, y las ciudades que visita acaban devastadas por un armagedón de proporciones bíblicas. Son las cuatro plagas de Ratzinger.

“Y Dios dijo: las plazas se llenarán de zombis del Opus Dei y Legionarios de Cristo, nostálgicos con banderas rojigualdas y seminaristas lobotomizados que cantarán canciones cursis”. (Libro de los hechos, 14, 27)" Miguel Ángel de Lucas.

domingo, 10 de octubre de 2010

Nos recogerá el tiempo y nos hará rodar.

Cuatro y media aprox. de la madrugada. Temo cerrar los ojos, temo cerrarlos y dejarme llevar. Temo perderme en mis propios sueños, temo sonreír, o, mejor dicho, que mi subconsciente lo haga por mí. Temo soñar y que mi subconsciente sonría porque después me despertaré: las mismas cuatro paredes, las mismas caras, el mismo tiempo, los mismos minutos y el mismo planeta). Temo soñar tan alto que al despertarme caiga y me haga daño. Temo que a veces nadie se acuerde de amortiguar la caída. Pero más temo no soñar; que de debajo de mi cama salga un monstruo: el de los recuerdos

domingo, 26 de septiembre de 2010

Reflex.

Aprovecha esto: eres afortunado. Te despiertas por la mañana, y te miras al espejo. Te sonríes. Repites este acto las ochenta veces en las que frente a ti ves un objeto que te ofrece tu propio reflejo. Y sonríes. Vuelves a sonreír, es hora de dormir, te miras (otra vez). Duermes. ¿Afortunado porque existen espejos? - Afortunado porque los espejos sólo reflejan tu imagen, afortunada porque no encuentran el modo de reflejarte a ti, a tu odio, tus pensamientos, tus temores, porque no saben ilustrar el vacío, la ignorancia. Afortunado por su insuficiencia, porque de ella te alimentas, vives, sonríes y duermes.
Aprovéchalo.


Hazlo porque no será para siempre. Aprovéchalo porque nada lo es.